Carlos Rodríguez o Leonardo Javier Bolla, quien sea, se encuentra en mi cabeza tomando un rico y apetitoso café con leche, tibio, como le gustan a él. En su mismo círculo esta sentado el legendario Steven Patrick, o también conocido por su apellido materno: Morrissey. Mirándoles las caras a ambos, la rubia y letrada, mi querida Elsy Bornemann se inspira en su conversación para escribir un cuento que entrará a mis ojos y llegará a mi corazón, como siempre lo hace.
Se llevan muy bien, no tanto como cuando está en presencia Avril Lavigne, El otro yo, Callejeros, o algunos otros deslices... no tan influyentes en mi forma de pensar y ver el mundo.
La combinación de la simpleza y los mensajes positivos de Rodríguez con la soberbia y la timidez de Morrissey hacen que mi café (sí, sí, yo también estoy presente, claro que no emito palabra y para ellos soy cuasi invisible, sólo observo y escucho atentamente cada simple sonido que sale de sus bocas) sea el más sabroso que hubiera tomado en todo el tiempo.
Bueno, ese café y el que me tomaría al leer el cuento y las poesías de Elsy, que inspirada en la conversación se llenaría de ideas para rimar y deleitarme con tus palabritas dirigidas a gente como Carlos y como yo, que sabemos que los chicos sí se enamoran, nos enamoramos, y que los grandes enamorados, son como chiquitos que nunca crecieron: vuelven a sentir la vida por delante.
Este me gusta mucho, porque el lugar del café es en mi mente como esas sesiones de terapia grupal donde se sientan todos en círculos en una habitación vacía... y lo visualizo tan real... Qué lindo que sería la puta madre!
ResponderEliminarjaja k buena onda..k limado!!
ResponderEliminarmata la parte de "no tanto komo kuando estan presentes avril lavigne, callejeros y esos deslices" jaja..
aguante nekro..un poeta!