domingo, septiembre 26

Libertad

Paradojas. Armas de doble filo. Mientras más tengo más libre me siento y a la vez más presa de un sistema, más dependiente de algo soy. Y a la vez me resulta inimaginable el total despojo. Supe lo que quise hacer y no me dieron la libertad de hacerlo, porque no dependía de mí. Ahora hago lo que creo que me va a hacer libre, pero en mi cabeza imagino mundos llenos de cosas totalmente ajenas a eso. Me faltan muchas respuestas a preguntas que se me formulan de a poco. Me falta mucho de todo, y me sobran aún más cosas. Quiero escribir lo que pasa en mi cabeza y a la vez no puedo sacarlo de ahí, hasta mi pensamiento carece de libertad, preso de sí mismo, o del lenguaje, que no me permite expersarlo, no me permite siquiera entenderlo.
Lo que nos puede dar la libertad máxima es también lo mismo que puede mantenernos a su merced de por vida.

[Texto al que tal vez no le encuentre fin, tenía que expresar lo que estoy pensando y sintiendo en este momento, y es sólo eso, sin tintes]

sábado, septiembre 18

Dominó

Cómo són los códigos implícitos que existen entre las personas, ¿no? No te metas con el ex de tu amiga, ni de tu hermana, ni mires al novio de fulana, con los amigos de tus amigos no, y menos con los de tu ex, no te metas con los amigos de tu hermano, ni con la hermana de tu amigo, si estás con alguien no estés con nadie mas, no beses en la primera cita, no cojas en la primera cita, si te lo comés de una no te va a llamar, si te lo cogés sí, para volver a coger.
Códigos que una vez rotos hacen efecto dominó. No se rompe un eslabón, porque no es una cadena... El eslabón se rompe, se saca y a la cadena la volvés a arreglar, sí, siempre va a faltar el eslabón que sacaste, pero te olvidás. El dominó es diferente, el dominó empieza una cadena, una vez que se rompió el código, se cayó la primera pieza. La primera empuja a la siguiente, y la siguiente a la siguiente, y así sucesivamente. Es totalmente destructivo, los códigos son destructivos. Muchas veces, es difícil volver a armar el dominó. Casi nunca se puede volverlo a armar. No es que no se pueda en realidad, poder, se puede, pero demanda tiempo, esfuerzo y voluntad.
Lo sé por experiencia propia, y también sé, que una vez que invertiste tiempo, y esfuerzo, y voluntad, lo valorás mucho más. Mirás el dominó y lo cuidás como nunca, y cuando lo ves no ves un dominó común y corriente, tiene una historia, y no es el mismo de antes, el que se destruyó, es uno nuevo, que casi que habla por sí solo.
De todos modos, hay dominós que están hechos para ser destruídos y nunca más reconstruídos. Dominós efímeros, que sólo sirven mientras duran, pero cuando se empiezan a caer, aprendés, y lo que aprendés dura para siempre.