miércoles, diciembre 1

La historia de la historia.

Otra vez, como siempre, todo se relaciona con todo. Estoy estudiando historia, la materia que tal vez sea la que más me gustó en lo que va de mi carrera. El fundamento de la presencia de esta materia en el programa de estudios es que los objetos del Diseño Industrial nos remiten a tiempos y lugares determinados, y nos dan cuenta de los carácteres psicosociales de las culturas en las que tienen origen y son utilizados.

Mi vida, mi historia tiene un determinado tiempo y un determinado lugar. Mi historia tiene dentro de sí muchas miles de historias que tienen dentro de sí otros miles de historias.
Historias que fueron y sucedieron por la causalidad de estar en un determinado lugar en un determinado momento, y que eso se diera para que pase lo que pasó.

Últimamente, en mi búsqueda de la felicidad y en mi quehacer por mantenerla cerca comencé a escribir una historia. Y no comencé sola, era una pequeña historia de a dos, que seria o no, comprometida o no, larga o no, era, al fin y al cabo, una historia.

Claro está, que esta historia fue posible en mi vida por situarme en un lugar indicado en un momento indicado, al igual que esa persona se situó en el mismo lugar, en el mismo momento.

Como todo transcurre en una temporalidad, el tiempo fue pasando y pasando, no fue tanto tiempo y sí pasó rápido... hasta las últimas dos semanas... en las que el tiempo empezó a correr muy lento.

Mi cabeza intentaba buscar explicaciones, y hasta echaba la culpa a desbalances emocionales y hormonales que podrían hacerme sentir de una manera extraña, y sobre todo, fea, MUY FEA. Fea me sentía y yo, y fea era la manera en que me sentía fea.


Tuvieron que pasar dos semanas. Dos semanas fueron el momento determinado para que, a partir de un medio determinado me anime a preguntar QUÉ CARAJO ES LO QUE ESTÁ PASANDO!
Y cabe aclarar, que lo que sucedió el día anterior a este día fue el desencadenante, por eso todo concuerda con la visión histórica. 

Si el día anterior no hubiese yo juntádome con mis amigas a relajarme y cenarme con la noticia que explicaba, en parte, qué carajo era lo que estaba pasando, no me hubiera animado a preguntarlo a quien debía preguntárselo.

Preguntado y respondido. La historia termina en dos personas que se mantienen separadas, nada más y nada menos, que por el muy conocido enemigo MIEDO a que todo se ponga peor cuando esas dos personas se vean obligadas a separarse porque, aunque vivan en el mismo tiempo, no van a existir más en el mismo lugar.

UNA MIERDA LA HISTORIA.