sábado, diciembre 26

Los fantasmas en la cama

Una mujer de 30 años madre de dos hijos: Abril de 13 y Tomás de 10, cada uno de un padre diferente. Nicolás y Tomás, los grandes amores de su vida que fueron y volvieron a finales de su adolescencia, entre otros hombres...  
Nicolás es sin duda el más grande, todavía se tienen un poco de afecto pero entienden que sus diferencias son mucho más grandes que las cosas que los unen, aún más que la adolescente Abril.
Tomás vive en otro país, muy lejos, muy al norte... y como corresponde, Tomi viaja cada tanto. Es un amor el pendejo, pero el padre es como fue siempre: un estirado total, metido para adentro... y el amor de ella por él se basaba en desafiarlo y demostrarle que es mejor ser y no deber ser, como él es.
Entre las tormentas de fantasmagoria aparecen otros personajes como Pablo, el amante casual, con casi 40 años, con el que es imposible una conversación trascendental. Las palabras y los temas banales ni siquiera nacen por sí solos, es todo un escenario creado que siempre termina en el mismo lugar: el placer carnal.

Parece una sinopsis de un libro o una película y tal vez sea el comienzo de todo eso, pero por ahora son solo fantasmas de un futuro que en el presente no es ni será. Un futuro imaginario, producto de una enfermedad mental a la que da rienda suelta esa mujer, desde que tiene al menos dieciseis, cada vez que está recostada, sola, en su cama.




viernes, diciembre 25

Qué puto lindo!



Con ese pedazo de título me encontré esta navidad cuando fui a abrir mi regalo. Todo un desafío animarse a no abrir ese libro y no devorarlo en segundos.
Siempre supe que me caía muy bien Peña pero por escucharlo hablar en la tele o leer entrevistas, nunca ahondé en sus producciones, y cuando quise hacerlo en vivo y en directo... se me fue el tren... sí, porque una semana antes del 17 de junio de este año, después de leer una entrevista en el dentista dije "la puta! nunca escuché su programa de radio... lo voy a empezar a escuchar..." y dejé pasar esa semana y me jodí!
Anoche volví de mi salida navideña y me estaba esperando en la cama para que empiece la acción antes de dormir... dije "voy a leer el prólogo nada más", pero el prólogo, obviamente, no era de él, era de Lanata que así por decir, no me cae bien... pero me gustó cómo encaró el gordo. De todos modos, no me conformé, obviamente!
Leí el primer artículo, el segundo, el tercero y ahí ya me fui a dormir... pero, aunque sea un libro de los gordos, que no acostumbro a leer a menos que sea Harry Potter (soy más amiga de la fantasía y la lectura infantil que los libros para gente grande),  cerré los ojos sabiendo que lo voy a disfrutar y va a mezclarse en mi biblioteca de libros infantiles con mis libros favoritos, esos que de cuando en cuando agarro y leo una y otra vez para encontrar eso que busco de mí ahí adentro.

 
Qué puto hermoso que sos Peña! Cuerdo como nadie, loco como nadie!

martes, diciembre 22

Promesas

Prometí no perder el contacto con algunos amigos.
Prometí ayudar en emprendimientos.
Prometí no abandonar mi blog.
No me gusta hacer promesas que no puedo cumplir, así como tampoco me gusta cumplir sin sentir. Y bueno, abandoné mi blog, perdí contactos con amigos importantes, me borre de tareas con las que estaba comprometida... fui una total desconsiderada con mi espacio personal y con muchas otras personas que tal vez necesitaron de mí en este largo año... pero, por más que me diera cuenta... sé que todo lo que NO hice, no lo hice porque no sentía natural hacerlo.
¿De qué sirve juntarte con un amigo a verse la cara si no te provoca darle un abrazo, si las conversaciones se tornan intrascendentes? ¿Que satisfacción puede brindar la ayuda que viene de alguien que sólo lo hace por cumplir un mandado?
Este año hice lo que sentí y sobre todo dejé de hacer lo que no sentí. A veces me siento triste por lo que dejé atrás, porque yo lo entiendo y entiendo por qué lo hice, pero sé que le debo muchas explicaciones a muchas personas... y aún así, no me nace darlas o no tengo el valor para pedir disculpas.
Creo que ese es el asunto pendiente de este año, y siento que lo dejaré pendiente, pero... ¿qué hacer? Tengo muchos sentimientos encontrados, preguntas que sucumben en mi mente y aún así, no sé que hacer o no encuentro cómo hacerlo, no me animo a dar ese paso para cerrar un camino atrás, porque hoy, ya estoy acá y lo único que puedo ver es más adelante.

miércoles, diciembre 16

Tengo el cerebro un poco frito y dormí tres horas nada más, pero HOY:
terminé de rendir
te vi sonreir
y tal vez te invite a salir...

HOY estoy de vacaciones.

lunes, diciembre 14

Enumeración. No veo las horas.

No veo las horas de terminar de rendir.
No veo las horas para verte sonreir.
No veo las horas de que me invites a salir.
No veo las horas para estar de vacaciones.
No veo las horas de que llegue el amor de este verano.
No veo las horas de que me veas MUY hermosa.
No veo las horas de que me extrañes.
No veo las horas para rechazarte.

No veo las horas de ver las horas, poder contarlas con cada dedo de mi mano y sentirme libre al fin. Feliz.

lunes, diciembre 7

Palabras

Palabras que significan mucho, poquito o nada. Que juntas forman frases, párrafos, cuentos, canciones, novelas. Que dicen algo que no es, que cuentan la verdad que no querías escuchar. Que alegran y duelen. Que solucionan todos nuestros problemas o que generan más confusión.

Suena tan lindo cuando te dicen que sos transparente, y... ¿transparente como qué puedo ser? Como el agua, como una ventana. Transparente deja ver a través de sí misma.
Y es tan lindo cuando sabés que lo que querés ser está tan claro como el agua cristalina y el amanecer que ves através de tu ventana... pero deja de sentirse tan lindo cuando de ser transparente, te volvés invisible.

Y una palabras que te sonó tan linda te llevó a pensar otra, que te hace sentirte nada, pero que no es más que eso, una palabra.

martes, diciembre 1

Ordenar la habitación

¿Para qué?
En mi caso, siempre llega un punto: fin de año, en que el lugar que habito la mayor parte del tiempo ya es inhabitable, el contenido del ropero lo desborda ocupando el suelo, el escritorio, la "cama" marinera, los estances, etc rincón que exista donde quepa algo.
Ese punto llega, apesar de las advertencias de papá durante toooooooooooooodo el año, llegando a rogarme que ordene mi habitación, y hasta a amenazarme con dejarme sin bienes materiales que poco me importan. Y cuando llega, tengo la obligación y la necesidad física y mental de ORDENAR.
Ordenar implica, en esta instancia del desorden, cuatro* cosas cosas: en primer lugar, des-ordenar toooooooodo, si es que es posible hacerlo; en segundo lugar seleccionar qué se queda y qué se va; el tercer lugar lo ocupa la clasificación de lo que se queda, en qué es y a dónde va; y ta tan ta tan, por último, acomodar cada cosa en su lugar específico.
Eso es básicamente lo que hago al ordenar mi cuarto, y aunque no lo parezca me lleva muuuuuuuuuuucho tiempo por cada vez que lo hago...
Pero hoy, ordenando, empezando a hacerlo, empecé a encontrar las cosas y cuadernos de siempre que ojeo y guardo en el mismo lugar... pero hoy decidí ver realmente qué tienen adentro.... y descubrí bastantes cosas de mí misma...
La primera y la más frustrante de todas, sobre todo porque yo creía que durante la escuela primaria era una de las mejores alumnas del curso... fue que... mi cuento par ael libro de quinto grado era TAN pero TAN malo que lo dejaron para el final de la selección, y aunque podría pensarse "lo mejor para el final", creo que yo cuando escribí ese cuento no tuve en cuenta ese factor.
La segunda cosa que descubrí, leyendo mis libretas del primario fue que, en ese entonces mis "originales métodos para resolver probblemas en matemáticas y en otras disciplinas" eran muy valorados y hasta me incentivaban a seguir así... si hubiera sabido que la aplicación de mis estrategias tan propias iba a ser tan desvalorizada por el Ingeniero Moll y la cátedra de Matemática en la facultad, tal vez hubiera elegido otra carrera, donde me sienta útil y donde si me ponen un 6, que sea porque es lo más que me merezco, porque realmente entendí cada cosa a la mitad.
Y también descubrí algo: las veces que estuve enamorada llené más papeles con escritos, dibujos, y frases sueltas que fueron lo mejor que escribí en mi vida, y llenan cuadenos enteros y eternos. Qué feliz es estar enamorado! aunque tenga sus momentos de dolor. Me encantaría volver a enamorarme con tanta inocencia.


* Mientras escribía fui variando el número, comenzo siendo dos: la primera y la última acción; luego fue tres, agregando la tercera entre la segunda a la última, y finalmente consideré primero lo primero, y claramente, la suma es de cuatro grandes acciones.