lunes, enero 25

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Soy una retorcida. Todo en mí tiene tantas vueltas de tuerca, a todo lo que pienso lo exprimo hasta la última gota. Se me viene a la mente la imagen de una toalla mojada que torcemos y retorcemos hasta que queda seca.
Y eso hago hoy: saco afuera mi retorcimiento que me tiene medio "obse" últimamente... pero me gusta, no me fascina... pero de todos los que me gustan, de los grandes, son unos tarados de la mente. La única que podría zafar es mi Elsy del alma, pero... ¿hasta qué punto escribir para los peques no se debe un poco a eso de lo que hablo? ¿O soy yo la tarada que a los 18 años leo libros que, según Editorial Alfaguara, son para chicos de 10? Es esa convicción mía de que la edad, aún más que la libertad (como dicen algunos), es un estado de la mente. Y debo decir que... a muchos, entre ellos mis papás y los papás de otra gente, les parece BASTAAAAANTE loco y malo que uno le de importancia a la "madurez" y no a la "cronología"... No, no, no... LOS RETORCIDOS ACÁ SON ELLOS!
Mirá sino que en la historia a mí me enseñaron que de nada sirve aprender fechas y hechos sino el cómo, por qué, para qué y cómo repercute... IGUAL QUE EN LA CABEZA HUMANA.

(sí, no sé concluir mis textos, y no me importa. Estoy siendo inmadura, ja!)

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