Me siento mala cuando los pongo nerviosos
pero ya me cansé de sus jueguitos de niños.
Parecen críos indecisos, cagados de miedo,
vienen de frente y después se esconden.
Desnudan su alma y empieza a hacer frío,
porque tienen oculto dolor en el pito.
Una madre insatisfecha, un padre represivo,
y la presión de las hermanas, que yo ya he vivido.
Y los pongo nerviosos porque los pongo a prueba,
y al final me demuestran que ninguno juega
se guardan sus fichas sin jugarlas, y es sabido
pá, que el que no arriesga no gana.
Se protegen a sí mismos saliendo del juego,
y es que no existe tablero, si te sales te mueres.
Si no juegas no existes, y yo ya no espero.
Si no hay partida, tomo la salida.
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